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La “visita” del presidente a Córdoba y el 53% de la población en situación de pobreza erosionan la credibilidad del proyecto gobernante.
La falta de empatía de los libertarios con el otro y el desinterés por las consecuencias populares de un plan económico genocida “por goteo” (como lo llama Miguel Rodríguez Villafañe, minan la fe pública en un jefe de Estado incapaz de percibir mínimamente lo que sucede a su alrededor.
En el programa de hoy, hablamos al respecto con la politicóloga Aimé Aminahuel. Ella no duda: “Si (Martín) Llayllora quiere ser el referente político del centro del país en los próximos años, debe despegarse ya de Javier Milei”.
Pablo Tissera, titular del IMFC en Córdoba, por su parte, analiza la situación de las universidades públicas, Juan Carlos Pipón Giuliani, desde su columna “Las cartas sobre la mesa”, recuerda la historia del Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación, a 40 años de su lanzamiento., Celina Montanari nos habla de cuando el Barrio Alberdi se llamó “Presidente Perón” y Estefanía Romero nos recuerda que hoy es el Día Nacional de la Conciencia Ambiental.
A propósito, nuestra operadora, Ailén, Baudino, lee este poema, que retrata lo que sienten miles de cordobeses frente a ciertas autoridades políticas.
Y abajo está el fuego
Le regalaron un poncho,

poncho del Cura Brochero,
lo metió en la bolsita y se fue de nuevo.
Cuarenta minutos
todos de vuelo,
y un abracito
que se dieron ellos.
Y abajo el fuego.
Se vistió de soldado
¡para combatir el viento!
porque nunca bajaron
fue todo en el cielo
desde arriba miraron
los pueblos
quemados, quemados,
manchados de negro.
Y abajo el fuego.
Un abrazo, una foto,
un regalo,
hasta luego.
Y formados en fila
para que le den un beso,
decenas de bomberos
con sus camiones cansados,
sus naranjas chupadas,
su hollín en el pelo.
Pero no bajaron,
¡pobres bomberos!
quedaron esperando,
y también los vecinos,
y los campos quemados,
y los bichitos muertos.
No bajaron, siguieron.
Siguieron volando y volando se fueron.
Y abajo el fuego, y abajo el fuego…

y abajo el fuego. De Luciano Debanne, creador digital de Córdoba