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La elección de nuestras vidas

En 1983, tras la guerra de Malvinas, la gran mayoría del pueblo argentino interpretó que la mentira había llegado a su fin. Quienes habían llegado a imponer “orden” en una sociedad devastada por la violencia, habían dejado un país –moral y económicamente- en ruinas.

La “reserva moral de la Patria” (cualquier parecido con cierto discurso vigente hoy no es mera coincidencia), tras 7 años, había quintuplicado la deuda externa, destruido la industria nacional, matado o desaparecido ilegalmente , al menos, a  30 mil personas, iniciado una carrera armentística con otras dictaduras continentales , que estuvo a un tris de expresarse en el conflicto con Chile por el canal de Beagle, y, por primera vez en la historia, había sufrido una derrota militar. Con Malvinas, justamente, se corrió el velo: los genocidas hicieron todo lo que estaba a su alcance para mantener el poder. Por empezar, ocultaron a los combatientes del Atlántico Sur. Luego, dictaron leyes de auto indulgencia. Terminaron huyendo por la ventana, mientras trataban de disimular como su paso por el poder les permitió enriquecerse.

Aquella ciudadanía del 83 sepultó la dictadura con una avalancha de votos. Pensamos que era de una vez y para siempre, máxime cuando los gobiernos electos sobrevivieron a las asonadas militares de los 80 y los 90 y el sistema supo como depurarse cuando estalló por las nubes el “1 a 1”  y Domingo  Cavallo y Fernando De la Rúa se transformaron en mala palabra.

Pensamos que íbamos a ser felices para siempre. Pero como dice la canción, nada es así.

40 años después, cuatro grupos sociales han dejado de confiar en aquellos valores que se reflejaron en los artículos votados durante la reforma constitucional de Santa Fe en 1994. En especial, el que le otorga a una docena de Tratados sobre Derechos Humanos rango supremo.

El primer grupo estuvo siempre.  Rara vez tuvo trascendencia institucional.  En esta oportunidad, la tendrá. Son los indiferentes, los ignorantes, los que parten del supuesto que la política no tiene nada que ver con ellos. Son millones. Por su propia naturaleza, están lobotomizados por los medios hegemónicos y por las redes  sociales. Se guian, llegado el caso, por consignas vacías de significado para los demás, pero valiosas para salir del apuro de una elección binaria.

El segundo grupo es, simplemente, el de los canallas (a partir de este momento, los HDP, para ser sutiles). Son los que, con Victoria Villarroel a la cabeza, reivindican  la tortura, el secuestro, matar por la espalda, violar mujeres indefensas….. Aún hoy,  sienten nostalgia de la dictadura. Se disfrazan de terraplaneros o  de antivacunas para disimular su miserabilidad detrás de una supuesta incomprensión de los argumentos de la lógica. No vale la pena detenerse en ellos: son el enemigo. Y siempre van a estar allí.

El tercer conjunto lo conforma el antiperonismo.. No hace falta explicar nada:  un meme que circula por las redes sociales sintetiza su origen: “El antiperonismo nació cuando el patrón vió que a su empleado vacacionando en Mar del Plata  junto con él”. El antiperonismo es el producto de un grupo social que siempre interpretó que la “vaca atada” le pertenece a él y solo a él.  Un terrateniente decía en los albores de la década del 50 del siglo pasado: “A Perón no le perdono haber permitido que mis peones mi puedan mirar sin agachar la cabeza”. Acababa de sancionarse el Estatuto del Peón Rural.  Describir al antiperonista es fácil: no es quien siente que sus derechos se ven vulnerados por quien conduce el Estado. El aquel que no acepta que los demás tienen derecho a un trato digno.  El antiperonista, básicamente, es alguien que interpreta que su fortuna es producto del amor que Dios siente por él. Es el sustento de la ultraderecha evangélica en los Estados Unidos.

El cuarto grupo es el que, más allá del resultado del domingo, más debería preocuparle al peronismo desde el lunes próximo: son los frustrados políticamente. Hoy está  bajo la lona de la precariedad laboral, de las empresas de Delivery,  del desempleo, esencialmente de la falta de oportunidades. No bastan los planes sociales. No lo dignifican, menos si  hay estructuras prebendarias que actúan como intermediarias entre la política y la necesidad.

Buena parte del peronismo ha terminado ignorando las demandas de este sector. Las ha naturalizado. La idea de que la justicia social se resume en el aguinaldo y las vacaciones de los empleados formalizados se antepone con los mejores antecedentes de un movimiento que ganó amigos y enemigos a partir de enfrentar los problemas, no “conternerlos” (con suerte).

Este es el sector más numeroso: el que, frente al discurso institucionalista entiende que nada va a mejorar para él. De aquí a 72 horas nada se podrá cambiar. Para este grupo, la palabra “nuevo” es esperanzadora, aunque en la práctica oculte un modelo obsoleto bajo la apariencia del último grito de moda.

Hoy, a tres días de las elecciones, lo importante es saber qué marcan todos los indicadores: frente a la oscuridad de la tumba nacional que proponen los unos, tenemos que apostar a la tenue luz de esperanza que representa Sergio Tomás.

Sí, ese que jurábamos no votar nunca jamás. Ya habrá tiempo de enojarse con él. Hoy la alternativa es sencilla: acá no sobra nadie. Si nos convencemos de ello, esta historia termina con un “continuará”.

ESCUCHÁ LA EDITORIAL COMPLETA DE OSVALDO DA COSTA EN LA PRIMERA PARTE DEL PROGRAMA DE HOY JUEVES.

Además, en el último programa de Historias del presente antes del ballotage:  nos dicen qué está en juego en la elección del domingo el secretario general del gremio No Docente, Daniel Garis, la ex concejala y actual analista política, Leticia Paulicci, la secretaria general del Sindicato de Trabajadores Municipales, Jorgelina Fernández, el abogado penalista y ex legislador provincial, Eduardo Massa,  el titular del P-Sol en Córdoba, Pablo Tissera y la titular de la Mesa de Género del Colegio de Abogados de Río Cuarto, Denise Della Mea.

Como siempre, comenzamos a repasar las mejores propuestas para salir de casa y gozar de un buen espectáculo en Río Cuarto con las sugerencias de Norma Cuesta  Y celebramos el cumpleaños de Yamila Cafrune y Diana Krall, entre otros.

“Historias del presente, desde las 18, por la Radio de la cooperativa al toque 101.9, https://altoqueradio.ar/